martes, 26 de marzo de 2013

Capítulo 17: "....¿Y tú eres?"

POV de Shinichi.

... Demasiada gente nueva.
Primero los amigos de mi hermano, después Catherina y Alois, seguidos del tal Guille (el ayudante de la enfermera), Ike (mi amigo de la infancia) y mi queridísimo primo Rin.
En esos momentos no me hubiese importado irme de viaje a Inglatera por una temporada.
Pero del reencuentro con Ike realmente no me arrepentía en absoluto, hacía años que no lo veía, y había sido una grata sorpresa descubrir que después de tanto tiempo, se iba a convertir en mi vecino.
Pero Rin... realmente me iba a costar perdonar a Rin, sobretodo después de que...

Ding Dong.

El timbre me sacó de mis pensamientos. Pero antes de ir a abrir me di cuenta de una cosa: iba en ropa interior. Era sábado por la mañana y no había nadie en casa (mis padres tenían una cita de trabajo y mi hermano... una cita con Soubi... por mucho que me costara aceptarlo), por lo que no me había preocupado de la vestimenta, pero ahora que tocaban al timbre...

  • ¡Shinichi! ¿¡Estás en casa!? ¡Soy Ike! -escuché gritar desde la calle.

En fin, era Ike, y yo sólo había encontrado unos pantalones, no creo que importara tanto si lo recibía sin camsieta.

  • ¡Sí! ¡Bajo en un momento! -contesté mientras corría escaleras abajo para abrirle la puerta.7
  • Bienvenido -dije con una sonrisa al tiempo que abría la puerta.
  • ¡Ah! Buenos días, Shini... -pero dejó de hablar en cuanto me miró mejor.
  • ...Eh... ¿Qué pasa? -pregunté dubitativo.
  • ... ¡No es justo! -dijo de golpe-. Llevo años yendo a clases de kárate para mejorar mi forma física y aun así... tú tienes mejor cuerpo que yo -se lamentó en un puchero.

Os resultará curioso, pero ver a mi héroe de la niñez con tal expresión en la cara, hizo que rompiese a carcajadas.

  • ¡Es cierto eso que dicen de que los grandes nunca cambian! Jajajajaja -dije sin poder parar de reírme.
  • ¡Eh, no te rias! -me replicó avergonzado pero divertido.
  • Sí, sí. Perdona, pasa anda -dije mientras abría la puerta reprimiendo inútilmente una sonrisa -¿Quieres algo de beber? -pregunté camino a la cocina.
  • Sí por favor, un...
  • A ver si recuerdo: nestea o aquarius con limón.
  • ... Sí... ¡Es increíble que te acuerdes de eso!
  • ¡Cómo para no acordarme! -grité desde la cocina mientras recordaba las veces que tuvimos que hacer cola para que él consiguiera su ansiada bebida, ya que si no era una de esas dos cosas, no quería beber.

Con las bebidas ya en la bandeja y en dirección al salón, escuché una cancioncilla que me trajo tantos recuerdos que mi mente se quedó eblanco, de tal magnitud eran los recuerdos, que estuve a punto de tirar la bandeja. De pronto dejé de escuchar la melodía, para escuchar la voz de Ike desde el salón.

  • ¿Diga? ¡Ah! ¡Shunke-san! .... Jajaja. Sabes que me encanta llamarte así. ...... Jajajaja No, no lo he olvidado, ...sí, ... sí tranquilo... De acuerdo, ¡hasta luego!

¿Un móvil? ¿Ike tenía esa canción puesta en su móvil?

  • ¡Ah! Ya están las bebidas -dijo cuando entré por al puerta del salón.
  • Sí, toma -le ofrecí con una sonrisa, pero realmente me escamaba lo de aquella canción. Hacía años que no la escuchaba.
  • Oye, ese tono que tienes en el móvil...
  • ¿Um? Ah, ¿te refieres a este? -preguntó mientras la reproducía en su móvil.
  • Sí, ¿desde cuando la tienes?
  • Pues... desde que la vi en un anuncio. Me gustó mucho así que me la descargué. ¿Por?
  • No, por nada. Es sólo que me trae recuerdos -respondí con una máscara de indiferencia, ocultando lo que realmente significaba esa canción para mí.
  • Ahm... Bueno.... ¡Pero por Dios, ponte una camisa o algo, que le vas a sacar un ojo a alguien! -comentó acerca de mi medio desnudez.
  • Jajaja. Ya voy exagerado -respondí mientras me iba a mi habitación y me ponía la primera camiseta que encontraba.
  • ¿Y qué ha sido de ti estos años? Y no se te ocurra responderme con una pregunta -me advirtió señalándome con el dedo en cuanto volví.
  • Jajajaja por favor, yo nunca haría eso -respondí simulándome ofendido.
  • Sí, ya. Menos excusas y cuenta, que seguro que temas no te faltan -dijo guiñándome un ojo en señal de complicidad acomodándose en el sofá y dando un largo trago de su bebida.

Y yo, con más penas que alegrías, le conté todo lo que me había pasado durante estos años.

No me interrumpió en ningún momento, simplemente escuchó con atención cada una de mis palabras, asintiendo cuando tocaba, riendo cuando la situación lo merecía y expresándome su empatía en los recuerdos más dolorosos.
Aunque sí es cierto, que en los dos temas más "importantes" que estaban teniendo lugar en esos momentos, sí que me interrumpió.

  • ¿Y ahora Rin se a a quedar en vuestra casa? ¿Conviviendo contigo? ¿Después de lo que pasó? -preguntó incrédulo.
  • Sí, a mi también me parece una situación interesante -respondí con una triste sonrisa.
  • ¿Hablarás con él? Sobre lo que pasó, me refiero...
  • ... Preferiría que no, pero supongo que tarde o temprano tendré que hacerlo. No puedo estar enfadado con él toda la vida por algo que pasó hace tanto tiempo -contesté mirando el fondo de mi vaso ahora vacío.
  • Pero cambiando de tema,... ¿cómo llevas lo de tu hermano? -me preguntó con una sonrisa seria.
  • Bien, bien, tranquilo, no es algo que me quite el sueño, después de todo su pareja es de mi confianza,... Pero supongo que por eso me preocupa tanto.
  • ¿Qué quieres decir? -me miró sin comprender.
  • Que sé cómo es esa persona. Antes de salir con mi hermano era alguien promiscuo, mentiroso y manipulador. Bueno, dicho así queda fatal, en realidad es una buena persona, leal y protectora, aunque en lo que se trata a su hisotiral de parejas, no tiene muchos puntos a su favor -suspiré repesando mentalmente todas las relaciones que había tenido, o por lo menos las que yo recordaba.
  • Bueno, tampoco puede ser una mujer tan mala. Sí, vale, es mayor que él, pero ya sabes como se les ablanda el corazón a las chicas cuando están con alguien mono, y por lo que me has dicho, tu hermano es ... ¿cómo has dicho?
  • Adorable -respondí con una tierna sonrisa.
  • Jajajaja, eso mismo.
  • Sí pero el problemas es... -que su pareja no es una mujer, de hecho es alguien al que conoces muy bien.

Pero no me dio tiempo a decirlo, pues el timbre de la puerta me volvió a interrumpir por segunda vez en un día.

  • ¿Esperas visita? -me preguntó Ike.
  • No, ... debe ser mi hermano.
  • ¡Oh! ¿Entonces, podré conocer a su pareja? -me preguntó emocionado.
  • Bueno, si viene con él sí, pero oye, de verdad, creo que deberías saber que su pareja es ...
  • ¡Shinichi! ¿Estás en casa? -dijo la voz de Soubi al otro lado de la puerta.
  • ... ¿Un hombre? Vaya, entonces no es tu hermano -dijo Ike desanimado.
  • No, no. En realidad sí que es...
  • ¿Niichan? ¡Somos nosotros! -se escuchó esta vez la voz de Ciel.
  • Uh, que voz más suave.
  • Sí -sonreí ante su comentario-. Es Ciel.
  • ... Pero creía que... -empezó a decir extrañado.
  • Ike. Será mejor que lo veas por ti mismo -dije sin ganas de seguir dando explicaciones que seguro no iba a entender- ¡Ya voy! -les dije mientras me encaminaba hacia la puerta, seguido de Ike.

Al abrir la puerta, la escena que me encontré fue de todo menos agradable a mis ojos de hermano: Ciel estaba al frente, mirándome con expresión inocente mientras Soubi, detrás suya, le cogía por la cintura en un ademán posesivo.

  • Chicos, creía que llegaríais más tarde -saludé intentando no hacer muestra de mi descontento.
  • ¿Y esa es excusa para tardar tanto en abrirnos? -replicó Soubi.
  • Soubi! Tampoco ha tardado tanto -me defendió mi hermano.
  • Tienes razón, la verdad es que podría haber tardado un poco más -insinuó Soubi con una sonrisa cómplice, dando a entender los actos pervertidos que hubiese hecho si llego a tardar más, causando un sonrojo general en la cara de mi pequeño hermano.

Sí, vale, lo acepto, me costaba asimilar el hecho de que Ciel saliera con mi mejor amigo, no por ser hombre, sino por miedo a que se hicieran daño. Y ambos podían hacerse mucho, muchísimo daño.

  • ...S.....S-..... ¡¿SOUBI!? -gritó una voz a mi espalda. Al girarme vi a Ike, detrás mia, con las facciones descompuestas por la sorpresa y los ojos brillantes por la emoción.
  • ....¿ Y tú eres? -preguntó el siempre amable Soubi, con una mirada de desprecio.
  • Jajajajaja. Sí, sin duda tú eres Soubi -entonces, algo en el rostro de Ike cambió. La manera de sujetarse el estómago mientras se reía hasta quedarse sin aire nos transportó a mí y a Soubi a los tiempos en los que pasábamos las tardes juntos en los descampados cercanos al río. Fue como estar viendo al Ike de hace 10 años.
  • ¡Ike! ¡¿Desde cuándo...?! -me miró sorprendido.
  • Menos de dos días. Se ha mudado al lado. ¿No es increíble? -dije emocionado.
  • Han pasado más de 6 años, y tú sigues siendo el mismo gruñón de siempre, jajajaja. ¡Dame un abrazo! -gritó Ike mientras se tiraba encima de Soubi, y este lo recibía molesto aunque emocionado.
  • Puede que hayas crecido, pero sigues siendo más bajo y débil que yo -dijo Soubi al tiempo que le hacía caer al suelo mediante una llave de yudo.
  • Hum, puede que hayas avanzado con el yudo, ¡pero yo también lo he hecho con el kárate! -anunció Ike mientras inmovilizaba Soubi y reían a carcajadas.

  • Niichan, ¿quién es? -me preguntó Ciel un tanto confuso.
  • Tranquilo Ciel, es un amigo nuestro de la infancia. ¿Ta acuerdas de que te hablé de él? -respondí.
  • No lo recuerdo... -musitó Ciel.
  • Así que este es tu hermano Ciel -mencionó Ike mientras se ponía en pie-. Encantado, me llamo Ike.
  • Ah, encantado -respondió con una sonrisa y una reverencia.
  • Wooh..... Tenías razón Sinichi, es bastante apuesto jejeje -dijo inocentemente Ike, sin saber uqe acababa de ganarse un enemigo.Eh, él es mío, ¿entendido? -amenazó Soubi mientras lo abrazaba posesivamente.
  • ¿....Tuyo?..... Shinichi, ¿qué quiere......? -de repente, algo se encendió en su cabeza- Oh Dios mío.... ¡¿TÜ ERES LA MUJER MAYOR?! -gritó con los ojos desorbitados.
  • ¿La mujer qué...? -preguntó Soubi desconcertado.
  • Vale, creo que es hora de una buena explicación -respondí yo, haciéndoles pasar en casa y explicándoles todo. O por lo menos, todo lo que deberían saber.