domingo, 12 de febrero de 2012

Capítulo 3 : Sí, se puede ser tan afortunado.

Arrgghh. Qué dolor de cabeza. Me pitaban los oídos y estaba tan cansado. Me desperté en una cama, ¿quién me había puesto en una cama? La verdad es que no me importaba, sólo sabía que no quería levantarme, era tan cómodo... me gustaría haberme quedado así todo el día. Giré un poco sobre mí mismo y... ¡por Dios! No sabía que una cama podía ser tan agradable.

- Mierda, ¿estás tonto o qué?

¿Quién había hablado? Me sonaba la voz pero, ¿estaba soñando o era de verdad? Abrí un poco los ojos y lo primero que vi fue una hilera de camillas, un armario transparente con muchos botes y cajitas, varias cortinas y butacas. Estaba en la enfermería (supongo). Pero no veía a nadie, ¿quién había dicho eso? me incorporé un poco y... ¡Ouch! Me caí otra vez en el colchón. Estaba muy débil. Inconscientemente me llevé la mano a la cabeza por el zumbido que la llenaba, sólo quería que parase ya.

- Por fin has despertado -otra vez esa voz. Me giré un poco y ... ¡Ahh!¿Qué hacía él aquí? Soubi... tan guapo... No, no podía gustarme un hombre, me prometí a mí mismo que ningún otro hombre entraría en mi corazón, y más un hombre que me hacía abrir heridas pasadas por lo que lo único que acerté a hacer es a lanzarle una mirada de desprecio.
- ¿Qué haces tú aquí?

POV de Soubi.

¿Ese era el hermano de Shinichi? Pero si era el paleto que me había encontrado esa mañana en el pasillo. Despeinado, gafotas, empollón, nerd y fracasado. Además, lo que más odio en una persona: demasiado simple. Con sólo mirarle se ponía rojo, era patético.

-Encantado de conocerle. Por favor, cuide bien de mí -dijo mientras me hacía una reverencia. No sabía que quedaran tipos tan inocentes. Aunque no era para nada mono, ni siquiera podía ver como era la mitad de su cara, la tapaban esas gafas tan inútiles. Pero sus reacciones eran lindas, quizá pudiera divertirme un rato. “Veamos como reacciona el conejito” pensé.
-Hum. ¿Este es el hermano de Shinichi? -mmmh, por el momento hice que reaccionase- Gracias a Dios que no te pareces a él -le dije esta vez a Shinichi. Había logrado que me mirase. “Hum, ¿ y ahora que vas a hacer?¿Te vas a ruborizar y vas a salir corriendo?”
-¡Soubi! -me gritó Shinichi. ¿Acaso dije alguna mentira? Por Dios, solo había que mirarle, pero si estaba.... estaba.... ¿por qué estaba llorando? Oh, venga. Ahora el malo era yo.
-Ciel. ¡Ciel! Está bien Ciel, no pasa nada estoy aquí.¡Ciel!¡Respóndeme! -Shinichi estaba histérico. Le abrazaba como si tuviese miedo de que se fuera a romper. Ahora sé que los Usagiwa son unos exagerados, si tan sólo le dije...
-¡SUÉLTAME! -gritó Ciel angustiado. Le miré a los ojos y... parecían vacíos, es como si realmente no estuviera allí. Esto no era normal, parecía estar reviviendo algo realmente doloroso y... tenía tantas ganas de abrazarlo..., de consolarlo..., de hacer que dejase de sufrir.
-¡Soubi!¡Sujétale los brazos! -¿me estaba hablando a mí? -¡SOUBI!
-¡Voy! -tan desesperado..., nunca pensé en ver así a Shinichi -¡Au! ¡Me ha mordido!
-¡Eso no importa, sólo intenta que no se haga daño!-quién me mandaba a mí meterme en estos líos.



Entre gritos y súplicas por parte de Ciel, llegamos a la enfermería. Extrañamente la enfermera sabía perfectamente qué debía hacer. Nos pidió que esperásemos fuera y mientras Shinichi se paseaba el pasillo de un lado a otro, yo lo único que hice fue intentar curarme el mordisco en la fuente.

-Siento haberte metido en esto- Shinichi ya estaba más calmado y me esperaba sentado en un banco al lado de la puerta de la enfermería.
-No te preocupes. Pero ya me estás contando qué ha sido todo eso -lo vi dudar, pero no pensaba dejar que me ocultase nada.
-¿Recuerdas a Kazaki-sempai?
-¿Masuhiro?¿El tío que te acosaba? -baboso de mierda. Aún recuerdo las veces que tuve que quitárselo a golpes de encima.
-Sí.
-Pero se mudó hace tiempo, ¿qué tiene que ver él con esto? -Shinichi se tensó y clavó su mirada en el suelo obviamente intentando calmarse por lo que venía a continuación
-Ese tipo... él... -parecía muy nervioso y agobiado. Le pasé un brazo por el hombro intentando tranquilizarle, pero sólo conseguí sorprenderle, estaba claro que su mente se encontraba muy lejos de allí.
-¿Qué pasó Shinichi?
-Esa escoria... violó a Ciel.

¿Violar?¿Había escuchado bien?¿Ese niño tan frágil e inocente fue violado por aquel desecho?

-¿Cómo has dicho? -apenas pude ocultar mi furia, y aunque no sé de dónde salía tal sentimiento, no me cabía la menor duda de que era por el crío que se encontraba al otro lado de la puerta.
-Cuando le dejé muy claro que nunca habría nada entre nosotros, se enfureció tanto que empezó a rondar mi casa. Ni siquiera se acercaba, simplemente la espiaba esperando a que saliera para abordarme. Pero siempre iba acompañado o venías a buscarme, porque sabías que algo así podría ocurrir, así que nunca se acercó.
>> Pero cuando nos fuimos de viaje a Hokkaido, mi hermano dijo que no le apetecía venir, porque tenía que ponerse el bañador y no le gustaba que los demás le vieran el cuerpo -Shinichi sonrió tristemente ante aquel recuerdo. No me gustaba verle así, pero le dejé continuar, sentía más curiosidad que compasión en esos momentos.
>>Y, bueno. Masuhiro aprovechó esta ocasión para entrar en nuestra casa. No sabía que tenía un hermano pequeño, por lo que pensó que la casa estaría vacía, y quería registrarla en busca de algo que pudiera usar en mi contra para chantajearme y así obligarme a salir con él. Pero al entrar se llevó una sorpresa al ver cono un niño de 13 años salía desnudo del cuarto de baño sin nada más que una toalla en la cadera. Se cegó ante la idea de poder tener a aquel niño e inmediatamente se olvidó de que me “quería”, y pensó que me haría más daño romper el corazón de mi hermanito pequeño que el mío... y tenía razón.
>>Salió sin hacer ruido y al día siguiente se acercó a Ciel intentando hacerse su amigo. Poco a poco se ganó su confianza, hasta que un día, le dijo que si quería salir con él. Ciel estaba muy confuso y emocionado, porque era la primera vez que alguien que no fuera familiar suyo le trataba tan bien y al final cayó en la trampa de Masuhiro y se enamoró de él. Yo veía a Ciel muy feliz, y cuando le pregunté la causa, me dijo que estaba saliendo con alguien. Yo no quise meterme, pues hacía tiempo que no sonreía tan sinceramente, pero cuando descubrí de quién se trataba, intenté por todos los medios que rompiera con él.
>>Le conté todas las cosas que había hecho, y aunque quiso creerme, estaba enamorado. A no ser que el mismo Masuhiro le demostrara el tipo de persona que era, él nunca lo creería. Al final conseguí que me hiciera caso al presentarle a sus ex-novias, y al demostrarle cómo las había tratado a todas decidió que debía romper con él, aunque eso significara perder a la persona que más había amado nunca. Pero Masuhiro cayó en su propia trampa: se había obsesionado con Ciel y no quiso permitir que se fuera, así que lo encerró en su casa y durante un día entero lo violó sin descanso. Ni siquiera le dejó comer o dormir, simplemente le hizo el amor como si no fuera más que un pedazo de carne.

Al terminar temblaba de rabia y odio. Al igual que yo. No me hizo falta que siguiera con la historia, pude adivinar lo que venía después: se mudó por no poder soportar la humillación de que todos le vieran como un violador y dejó a Ciel destrozado, traicionado por su único amor después de haberlo usado.

-Antes -me sorprendió escuchar su voz tan calmada-, cuando le has dicho eso... Te has parecido mucho a Masuhiro -¿me estaba comparando con esa mierda?
-¡Sabes que yo jamás le haría eso a nadie! -grité furioso.
-¡Nunca he dicho que fueras capaz de hacerlo! Pero... la manera en que se lo has dicho... Realmente parecías él. Por lo que Ciel debe de haber caído en una especie de shock al recordar todo aquello. Él no quería que nadie lo viera así, pero ahora todos lo saben y... seguro que cuando despierte y se de cuenta no quiere volver a la escuela- dijo enterrando la cabeza en sus manos. No fue mi intención causar nada de aquello, yo solo quería jugar un rato, como hago siempre, pero de ahí a hacer que sufriese un ataque de histeria...
-Ciel... -dije captando la atención de Shinichi-. ¿Por qué Ciel tiene tanto miedo a que le vean? -lo dije sin pensar, pero realmente quería saberlo. Pero me arrepentí al ver como Shinichi sonreía con tanta tristeza.
-Piensa que es feo. Que no está bien ser como es, pero la culpa de eso la tienen los niños -no supe qué clase de expresión debía de tener en ese momento pero debió de ser un poema porque Shinichi reprimió una carcajada.
-¿Qué quieres decir? -pregunté mirando a otro lado.
-Ciel en realidad no es japonés, y yo tampoco, nacimos en Inglaterra. Nuestro padre es medio japonés y medio inglés, y nuestra madre es inglesa, por lo que yo saqué esa “mitad” de mi padre, por eso parezco un japonés. Pero Ciel es la viva imagen de su madre. Delicado, pequeño, frágil pero muy valiente, aunque él no lo sepa, honrado,... Pero también ha sacado su apariencia: pelo blanco como la nieve y ojos azules como el lapislazuli, labios pequeños y nariz respingona, parece una muñeca -mientras Shinichi sonreía con el amor fraternal más grande que había visto nunca, yo no dejaba de pensar: “¿Pelo blanco?¿Ojos azules?¿Estamos hablando del mismo Ciel?”
-Pero... Ciel no tiene el pelo blanco -defendí.
-Se lo tiñe -respondió entre triste y dolido.
-¿Por qué?
-Porque... Verás, nosotros nos mudamos aquí cuando Ciel apenas tenía 4 años, no recuerda muchas cosas de Inglaterra, por lo que tampoco recuerda que casi toda la gente de allí tiene los ojos y el pelo claro, así que al venir aquí y ver a todos con el pelo y los ojos oscuros, pensó que él era demasiado diferente, y le daba vergüenza mostrarse en público, y empezó a ir con gorra y gafas de sol a todas partes. Pero un día jugando se le cayeron y todos le vieron el pelo y, ya sabes lo crueles que somos de niños, todos se burlaron de su pelo y sus ojos y le dijeron cosas como “¡Fuera de aquí extranjero!” o “Vete a tu país”. Desde ese momento pensó que no era una persona bonita, que debía ocultarse para que los demás no se dieran cuenta de que no estaba bien ser como era.
-Pero eso es absurdo.
-Se lo hemos dicho millones de veces, pero el no quiere mostrarse tal como es, y empezó a teñirse el pelo y aprovechó su miopía para ocultar sus ojos con unas gafas enormes. Poca gente sabe cómo es en realidad. De hecho, creo que solamente 9 personas conocemos su verdadera apariencia -quise preguntarle quiénes eran esas 9 personas, pero en ese momento salió la enfermera para avisarnos de que ya podíamos entrar. Antes no me hacía mucha ilusión estar en la misma habitación que el chico que me había pegado un mordisco, pero ahora era diferente, ahora quería estar con él porque... ¿por qué? ¡Aaaah!¡Me estaba poniendo sentimental con un criajo!¡Bah!
-Es la última camilla -nos indicó la enfermera.
Al llegar no lo reconocí. Estaba tan... adorable. Tumbado boca arriba, con su pecho cubierto únicamente por la sábana, sin las gafas, con los mechones que caían lacios a ambos costados de su cabeza. Y esos labios tan suaves, tan húmedos, tan esponjosos y pequeños, tan...
-Soubi, yo tengo que ir a hablar con los profesores y explicarles todo, ¿te quedas tú con Ciel?
¿Yo?¿Con esa preciosidad a solas?¿Estás seguro Shinichi-nii?
-Claro, no hay problema -respondí con mi mejor sonrisa. En cuanto salió por la puerta acompañado por la enfermera supe que no me iba a poder controlar si volvía a mirarle, así que me puse al lado de la ventana para esperar a que despertara: no quería causarle dos traumas en un día, y seguro que despertarse mientras te están medio violando, no es una muy buena experiencia. Por lo que me prometí a mí mismo que no le miraría hasta que despertara.



¿En verdad os creíais que iba a cumplir mi palabra? Parece mentira que no me conozcáis.
Me acerqué con paso lento hasta la orilla de la cama, observando como su pequeño pecho subía y bajaba con su respiración haciendo que la sábana se le resbalara ligeramente revelando sus ruborizados botones. Paseé mis dedos por su hombro, seguido de su clavícula, haciendo que soltara un leve suspiro que hizo entreabrir sus labios ligeramente. Me pregunté: “¿Qué pasaría si...?” Acerqué la yema de mis dedos a su pecho, haciendo pequeños círculos en las orillas de sus rosados, hasta que la circunferencia fue disminuyendo su diámetro para permitirme pellizcarlos suavemente y deleitarme con el gemido que se ahogó en su garganta. Con una sonrisa de suficiencia, aparté los poco mechones que descansaban en su frente para poder contemplar la expresión del ángel más puro que Dios jamás haya creado. Pero mi atención fue captada por los labios semiabiertos que me pedían atención a gritos. Rosados, húmedos, iguales que un capullo de rosa cubierto de rocío. Parecía mentira que aquel tesoro fuera el mismo que horas antes había etiquetado como “simple”, cuando ahora el que estaba excitado por la simple visión de sus labios era yo. Fui agachando mi cabeza para permitirle a mis labios el gusto de comer aquella fresa que me esperaba con impaciencia, pero justo cuando estaba a unos milímetros, se revolvió en su cama y yo me di cuenta de lo que estaba haciendo.


“Te has parecido mucho a Masuhiro”


¿Realmente quería ser como ese gusano?¿Aprovecharme de Ciel cuando apenas era consciente de sí mismo? No, eso no iba conmigo. Resultaría más entretenido ver sus reacciones. Me senté en una butaca enfrente de su cama y me recriminé a mí mismo por retomar los pensamientos lascivos que había decidido dejar atrás.

-Mierda, ¿estás tonto o qué? -me dije a mí mismo en voz alta.

A los pocos segundos, observé como la pequeña flor que tenía delante iba despertándose. Y realmente tuve que hacer acopio de toda mi fuerza de voluntad para no saltarle encima cuando se intentó incorporar y se cayó por la falta de fuerzas. “Demasiado débil, demasiado fácil” No dejaba de repetirme “Te gustan los retos, no seas rastrero, no te aproveches de esta situación” Pero no quería dejar pasar aquella ocasión, así que hablé antes de que soltara alguna estupidez de la que me pudiera arrepentir después.

-Por fin has despertado -no fui capaz de decir nada más elaborado.

Cuando me miró, sentí como si respirara todo el aire del planeta, pues nunca había visto unos ojos tan hermosos: un azul tan puro como las alas de un ángel, tan profundo como el fondo del océano, tan misterioso como las sombras de la noche y tan salvajes como una fiera desbocada.

Bum, bum.

Mierda, ¿eso había sido yo?

Me puse un poco feliz al ver que ya estaba recuperado, pero todos rastro de ilusión se esfumó en cuanto dejó salir su voz:

-¿Qué haces tú aquí? -vaya, el gatito sabía arañar. Veamos qué más expresiones me podías mostrar.


Fin POV de Soubi.



No me respondía, solo me miraba entre divertido y satisfecho, y eso me ponía demasiado nervioso. Pero le veía borroso, demasiado borroso, ¿acaso eran síntomas del desmayo? Pero podía apreciar perfectamente su arrogancia a kilómetros de distancia. Cada vez estaba más inquieto, así que me cansé de esperara una respuesta que nunca iba a llegar.

-¿Q-qué miras? - pregunté incómodo.
-Simplemente apreciaba las vistas - ¿las vistas?¿Qué..?
-¡Uaaaaah!¡¿Dónde está mi camisa?! -dije tapándome con las sábanas y (por la quemazón de mis mejillas) ruborizándome. No podía creer que de todas las personas, tuviera que ser él el que me viera así. Señaló con la cabeza una silla más alejada y allí pude apreciar cómo descansaban mi camisa y mi jersey y.... ¿mis... gafas? ¿¡No llevaba puestas las gafas?! Me palpé la cara en su busca, pero no estaban, y comprendía que lo veía todo borroso porque no las tenía puestas. Agaché la cabeza de golpe, intentando que los mechones de pelo fueran suficientes para cubrir mis ojos. “¿Los habrá visto?¿Habrá visto que mis ojos no son normales?” me decía a mí mismo una y otra vez.
Tenía que vestirme, no podía ver mi cuerpo, sino se burlaría de mí por tener un cuerpo tan femenino. Pero en cuanto me levanté noté que mis piernas cedieron, y … me estampé de bruces contra el suelo.

-Oig,oig,oig... -decía mientras me sobaba la cabeza. Me había dado un buen golpe.
-Bobo -miré hacia arriba y vi como Soubi me tendía una mano para ayudarme pero algo en su sonrisa me hizo retroceder. Quizá demasiado porque me di en la nuca con la mesita que estaba al lado de la cama.
-¡Aygigigigi...! -mierda... Sin duda ese no era mi día. Primero me desmayo, luego me caigo de la cama, después me doy en la nuca con una mesa... No quería saber que sería lo siguiente.
-Deja de hacer el tonto -otra vez me ofrecía la mano para levantarme. Esta vez estaba arrodillado frente a mí, extendiendo la mano y poniendo su cabeza al nivel de la mía.

Bum,bum.

Oh, no.

Bum, bum.

Otra vez no.

BUM,BUM.

No podía mirarle a los ojos. Agaché la cabeza de nuevo y apreté las manos contra mi pecho para no tener que dárselas, pero al darme cuenta de que seguía medio desnudo, lo hice más para cubrirme el pecho que por otra cosa. Vi como iba acercando su mano hasta mi mejilla, lentamente, provocativamente. En el instante en el que su piel rozó la mía, un escalofrío recorrió mi cuerpo. Me encogí ante este sentimiento instintivamente.

-¿Tanto te repele mi tacto? -¿repelerme? Moriría por sentirlo otra vez. Ante la sorpresa que me causaron estas palabras, le miré confundido. ¿Como podía siquiera pensar que me repelía su tacto? Pero al ver la burla en sus ojos me di cuenta de que realmente no pensaba eso.
-Por fin me miras.

Me ruboricé tanto en ese momento, que cualquiera hubiera dicho que me había disfrazado de tomate. Cuando Kazaki-sempai me hizo aquello, me prometí que mi corazón jamás volvería a latir por un hombre, pero ahí estaba, en el suelo de la enfermería, semi-desnudo derritiéndome por uno de los hombres más atractivos que había tenido al oportunidad de conocer. Y por desgracia (por fortuna) mi sonrojo no pasó desapercibido.
Volvió a acariciar mi mejilla, esta vez ejerciendo un poco más de presión que antes pero sin llegar a resultar molesto. Pero el hecho de que estuviera viendo mi cara, hizo que me echara hacia atrás, pegando por completo mi espalda contra la fría madera y alejando su tacto. Pero al parecer esto no desagradó mucho a Soubi, sino que le divirtió. Sentí entonces como la mano que antes acariciaba mi mejilla, se cerraba en mi tobillo y tiraba de mi hacia abajo, haciendo que en un segundo, estuviera completamente tumbado en el suelo con Soubi sobre mí. Y entonces, volví a recordar.


“-¡No!¡Kazaki-sempai!¡Para!
-¡Estate quieto!
-¡Detente!
-Si no lo hacemos por las buenas... lo haremos por las malas.
Me dio la vuelta y me estampó contra la cama, con la cara sobre el colchón, sentí como sus manos iban subiendo por mi cuerpo a través de la ropa, como mis lágrimas no dejaban de fluir y la repulsiva manera en la que se restregaba contra mí.
Cada vez que callaba mis gritos y mis súplicas, la manera en que intentaba que dejara de llorar mientras me golpeaba, y el dolor de ser traicionado por mi primer amor no eran nada comparado con la magnitud del odio que desprendían sus palabras.
-Por favor... suéltame... -supliqué con un hilo de voz a las 5 horas de estar allí.
-Pero Ciel-kun, si acabamos de empezar”




-¡NOOOOO! -empujé con todas mis fuerzas al ser que tenía delante. Cuando abrí los ojos de nuevo, observé como un impresionado Soubi me miraba tirado en el suelo a 2 metros de mí. Creía que era Kazaki-sempai. Estaba harto de que su recuerdo no sólo me persiguiera en sueños, sino que también tuviese que aguantarlo cada vez que alguien me tocaba. Lo único que quería era poder sentir el calor de otro ser humano sin que este me produjera recuerdos dolorosos.
-Soubi....y-yo....yo...¡lo siento!
Me levanté y fui directo hacia la silla con mi ropa. Quería salir de ahí cuanto antes, no quería escuchar lo que me tuviese que decir, pues sabía que me echaría en cara lo que acababa de hacer, y no quería que él me odiase, porque si le contaba lo que hizo Kazaki-sempai, seguro me odiaría, pensaría que era una persona sucia con un cuerpo extraño y diferente. Y no quería eso. Sobretodo si era Soubi.
-¡Ciel!¡Espera! -dijo mientras me agarraba por el brazo.
-Suéltame por favor … -dije con los ojos llorosos.
-Dame una buena razón.
-¡Porque no quiero que me odies! -grité dándome la vuelta- No quiero... que me odies... -no puedo contener las lágrimas- Tú no...
-Ciel -de repente, sentí como unos brazos fuertes y cálidos me rodeaban-, no te voy a odiar. No hay nada de lo que puedas hacer para que te odie -a pesar de habernos visto por primera vez esa misma mañana, sentía que nos conocíamos desde hacía mucho tiempo.
-¿Y si ya lo he hecho? -no quería que se alejara de mí, no por culpa de Kazaki-sempai.
-¿Qué quieres decir...?
-...¿Y si lo que podía hacer para que me odiaras... ya lo he hecho? -la sola idea de contárselo me aterraba, pero debía hacerlo, aunque el recordarlo me doliera como mil puñales, debía contárselo.
-Hace unos años... -comencé-, un tipo... m-me....m...me... -no podía decirlo.
-¡Para! No fue culpa tuya, fue culpa de ese desgraciado, no te culpes más -dijo mientras me abrazaba. Me quedé petrificado, ¿cómo lo sabía?
-¿Cómo lo has...? -pregunté intentando separarme, pero Soubi no me lo permitió.
-Shinichi, Shinichi me lo contó.

Cuando me di cuenta de que estaba en brazos de un medio desconocido, del que sólo sabía el nombre, pensé en que me había vuelto loco, porque la sensación no me desagradó para nada. Pero recordé cómo me había tratado antes. ¿Y si intentaba volver a hacer algo? Comencé a temblar muy débilmente, pero lo suficiente como para que él lo percibiera, y como si me leyese la mente, dijo:

-No voy a hacer nada que no quieras, tranquilo -y depositó un suave y tierno beso nada esperado en él sobre mi frente.

Después de calmarme, me ayudó a vestirme, y antes de llegar donde se supone que estaba mi hermano, me dijo: “¿Sabes? Cuando te quitas las gafas, estás adorable.” Me ruboricé hasta las orejas, y sin poder replicarle, recibí un saludo de mi hermano.

-¡Ciel!¿Cómo estás? -dijo mientras me observaba preocupado.
-Tranquilo niichan, estoy bien ahora -y esbocé una sonrisa que sólo le dedicaba a él.
-Como me alegro, y espero que hayas conocido a Soubi. Que sepas que él también va a cuidar de ti.¿Ne?¿Soubi?
-Por supuesto -respondió con una sonrisa depredadora pero a la vez, protectora.

Al llegar a mi aula y abrir la puerta, descubrí que estaban en medio de clase. A pesar de ser el primer día, los profesores se empeñaban en presentar su asignatura, así como lo descontentos que se mostraban cuando alguien interrumpía su materia.

-Llega tarde, ¿dónde estaba?¿Cuál es su nombre?
-D-disculpe -dije nervioso por sentir todas las miradas sobre mí-. Estaba en la enfermería. M-me llamo Ciel, U... -dudé en decir mi apellido, pero era un profesor, debía hacerlo- Usagiwa Ciel.
-¿U-usagiwa?¿Usted es el hermano de Shinichi? -preguntó incrédulo. Revisó su lista, y al comprobar mi fotografía, me miró. Yo asentí y su cara cambio totalmente-. ¡Vaya! ¡No sabía que tendría el honor de enseñar a un Usagiwa! Por favor tome asiento.

Y ante las celosas miradas de toda mi clase, me senté.

-¡Chst! -me giré, era Mo-chan, que me miraba desde su mesa, la que estaba delante de la de Takashi-. ¿Qué tal? -preguntó en un susurro.
-Bien, siento haberlos preocupado -respondí.
-No pasa nada, pero no nos asustes así -dijo esta vez Takashi.
-Sí -respondí con una sonrisa.
-¡Wow! Realmente podría enamorarme de tu sonrisa -dijo un Mo-chan con los ojos brillantes. Ante esto solo pude callar, mirar mi mesa (ruborizarme) y pensar:
“¿Se puede ser tan afortunado?”

2 comentarios:

  1. Ahhhh! Jajajaa como mola... amo a Momo ya lo he dicho... yo mientras salga el feliz.. jajaja bueno pues eso, que me encanta!!!
    Quiero el siguiente muahahaha

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  2. O.O! ESCRIBES GENIIIIIIIIIIIAL! QUIERO LLEGAR A SER COMO TU!

    TU historia me encanta osea es una de las historias que mejor he leído! ES UN NO PARAR DE LEEEEEEER! AHAAHAHA Bueno Neko me recomendó que viniera y que si me gustaba o no... pues te digo que me encanta^^ Espero el siguiiiiiiiente^^

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