sábado, 25 de febrero de 2012

Capítulo 6 : Te amo, ¿y tú? Vale, ya sé que es imposible.

POV de Soubi.

En tres palabras:
ODIO-A-ALOIS

Fin POV de Soubi.

La semana trascurrió sin mayores eventos... Vale, a veces miento como un bellaco:
La llegada de los dos hermanos causó una gran conmoción. Todos los hombres se morían por conocer a Catherina y por seducir a Alois, y las chicas... simplemente odiaban a Catherina y les repelía Alois. Pensaban que sería mucho mejor que aquella familia nunca hubiese tocado el instituto. Parecía que los únicos que nos alegrábamos por su llegada éramos Shinichi, Momo y yo, porque con lo que respectaba a Takashi y Soubi... Takashi simplemente no se hablaba con Catherina y no le prestaba atención a Alois, y Soubi sólo hablaba con Catherina cuando era necesario y a Alois... parecía querer asesinarlo con la mirada. Cada vez que lo veía su aura parecía oscurecerse haciendo que su rostro solo reflejara una expresión de odio y furia. No entendía su comportamiento, pero cada vez quería entenderlo menos, pues desde que llegaron los hermanos, empezó a hacer acercamientos más descarados con Shinichi, a flirtear más abiertamente con toda persona que se le pusiera delante y a provocarme con miradas insinuantes que me dirigía cada vez que lo hacía. No lo soportaba. Era doloroso y humillante para mis sentimientos, además de totalmente injusto, porque yo no había elegido enamorarme de él, así que no quería tener que sufrir los caprichos de mi corazón. Por lo que cada vez que presenciaba una escena como aquella, corría a refugiarme en los brazos de Alois que habían resultado ser realmente reconfortantes. No es que corriera llorándole como un bebé, el simple hecho de hablar con él me alegraba lo suficiente como para no derrumbarme delante de todo el mundo. De vez en cuando me abrazaba o me daba besos en la mejilla mientras decía : “No sabes lo mucho que significas para mí”. Pero no eran besos incómodos, sino besos llenos de ternura limpios de segundas intenciones, y se sentían muy gratificantes después de contemplar semejantes actos de Soubi. Incluso llegué a pensar que el cariño de Alois podría borrar la imagen de Soubi de mi mente, pero fui demasiado iluso: ninguna amistad, por muy buena que sea, es capaz de curar las cicatrices del amor.

-¿Cuando piensas quitarte ese disfraz? -me dijo un día Alois en la hora de la comida. Habíamos subido a la azotea y tuve que dejar de comerme mi bola de arroz para mirarle y observar interrogante su expresión molesta.
-¿A qué te refieres? -pregunté apartando la mirada.
-Lo sabes perfectamente. ¿Es que nunca te vas a volver a mostrar tal y como eres? -dijo hincándose delante mía.
-Alois, ya te lo he explicado... Por favor deja el tema -repliqué intentando seguir con mi comida.
-¿¡Pero qué ha sido el hermoso Ciel que me robó el corazón?! -dijo imitando a un caballero mientras se tapaba la frente con el dorso de la mano en gesto teatral.
-Calla bobo -dije mientras sonreía.
-¡Oh! ¡Eso es! ¡Sonríe! Por lo menos tu sonrisa no ha desaparecido. Me moriría si no la llegase a ver más.
-Deja de hacer el tonto.
-Hummmm... Quiero ver más esa sonrisa -por lo que se tiró encima de mí tumbándonos a los dos en el suelo mientras me hacía cosquillas. Momentos como aquellos merecían la pena, en los que sólo nuestras risas inundaban el ambiente, transportándome a recuerdos que creía olvidados en los que hacíamos promesas inocentes y nos entreteníamos con el más mínimo detalle.

POV de Alois.

Amaba su risa, era como una droga. Sólo quería oír más y más de aquella preciosa melodía. Hacía sólo un par de días que había llegado, y Ciel no me había dado ni una sola oportunidad para poner en marcha mi plan pues, cada vez que parecía que mis “acercamientos” estaban causando efecto en Soubi, Ciel decidía que no quería estar allí, porque no aguantaba la mirada de Soubi. Sí. Después de insistir e insistir, conseguí que me confesara que estaba enamorado de él, pero como supe que no me creería si le dijera que Soubi también lo estaba de él, decidí que era mejor seguir con mi estrategia. Y cual fue mi sorpresa, al divisar por el rabillo del ojo, cómo la puerta de la azotea se abría ligeramente. No me hizo falta ver todo el cuerpo de la persona que entraba para saber que era Soubi, así que aproveché la situación. No iba a dejar pasar una oportunidad tan buena como aquella. Por lo que, echando mano de la posición en la que nos encontrábamos (los dos en el suelo y yo encima de Ciel), dejé de hacerle cosquillas para depositar un suave, delicado y dulce beso en una de sus mejillas, pero claro, eso Soubi no lo sabía, y desde el ángulo que nos estaba mirando simulaba perfectamente una escena de un beso en los labios.
Ciel no se resistía a ello, pues sabía perfectamente que yo no tenía ningún deseo físico hacia él, era simplemente amor incondicional fraternal (aunque no tuviéramos lazos de sangre), pero (una vez más), Soubi no lo sabía, así que presenciar esa escena fue suficiente como para que soltara un puñetazo en la puerta haciendo que interrumpiéramos nuestro “beso” para mirarle. Nada más verle, Ciel se puso nervioso y colorado, producto de la preocupación que le causaba que Soubi pudiera malentendernos. Pero eso era precisamente lo que yo pretendía, así que no pensaba dejar que Ciel estropeara mi brillante actuación.

-¡S-s-s-s-s-s-soubi! -dijo al fin. Intentó levantarse pero yo lo volví a tumbar.
-¿Necesitas algo? -le pregunté al intruso.
-Sólo buscaba un lugar tranquilo en el que descansar, pero veo que este ya está ocupado -siseó con la voz más dura que había escuchado jamás. ¿Me iba a intimidar? ¡Já!
-En efecto, así que si nos disculpas... -dije mientras le devolvía la vista a Ciel-... estamos ocupados.
-¿A-a-al.. Alois? -dudó Ciel totalmente confundido. Me dio pena, así que le guiñé un ojo, a lo que pareció calmarse bastante.
-¿Aún sigues ahí? -le pregunté a Soubi con una mirada de desprecio.

Ante esto no respondió, simplemente abrió la puerta y se fue dando un portazo.


POV de Soubi.

Maldigo el día en que me encapriché de su sonrisa, de sus ojitos inocentes, de sus palabras sinceras y de su cálida ingenuidad. Creía que había conseguido ponerle celoso, pero desde que llegó ese criajo del demonio, el único al que se le carcomieron las entrañas de envidia fue a mí. Antes de que llegara a mi vida, no me importaba pasar cada noche con un sujeto diferente, pero desde que lo conozco, sólo puedo pensar en él cada vez que me acerco a una persona. Sea hombre o mujer, su rostro siempre está en mi cabeza, y es algo verdaderamente insoportable. Creí que podría manejarlo, que podría guiar a aquel pequeño ángel hasta mis brazos, pero poco a poco me di cuenta de que el único que había sido atrapado era yo. Y aquel Alois... ¿Sería legal matar a un menor si tu justificación es “se ha pegado mucho a la persona que amo”? No, por desgracia no. Pero realmente lo que me enfurecía era que Ciel se dejara tocar y manosear por aquel tipo y en cambio rehuyese mi tacto como si le hiciera daño. De acuerdo, yo lo provocaba, pero siempre me ha gustado ver las reacciones de las personas que me gustan, TODAS sus reacciones. Pero esto ya ha ido demasiado lejos: ¿Yo no puedo ni acariciarle la mejilla sin que recuerde lo que le ocurrió y Alois sí que puede besarlo? No, eso es totalmente injusto.

-¡Soubi!¡Espera! -al darme la vuelta, contemplé como un sofocado y jadeante Ciel se acercaba a mí. Lo dejé regular su respiración y después me miró con una sonrisa inocente. Eso sólo me enfureció más: ¿cómo estaba tan campante después de hacer aquello?
-¿Qué quieres?- respondí con un odio que realmente iba dirigido hacia Alois.
-O-oh... bu-bueno yo, solo quería... lo de arriba era... h-ha sido -verle intentando encontrar unas palabras que no expresaban nada mientras miraba al suelo y se retorcía la camisa con ambas manos sólo hizo que me enfureciera más. ¿Por qué eres tan natural con él pero ni siquiera puedes mirarme a la cara cuando me hablas?
-Tengo prisa, así que llámame cuando te acuerdes lo que me ibas a decir -dije dando media vuelta para alejarme de él, pero sentí un leve tirón en mi manga, y no pude abrir más los ojos cuando observé que Ciel me había cogido por la tela mientras me miraba agobiado y temeroso. Al ver sus ojos desbordantes de lágrimas, el color de sus mejillas semejándose al de sus labios, las manos temblorosas y el aura amenazada, la racionalidad abandonó todo mi ser.
Le cogí por la muñeca de la mano con la que me sujetaba, lo conduje hasta la primera clase abierta que encontré, atranqué la puerta con una escoba y lo llevé a la parte más alejada de la puerta y las ventanas para evitar posibles fisgones. Sin darle tiempo a reaccionar, lo tumbé sobre una mesa y lo besé con toda la furia, el deseo y la pasión contenida.

-¡S-s-soubi!¡No! -dijo cuando metí mis manos por debajo de su camisa. Pero callé esas palabras con otro beso aún más feroz y posesivo que el anterior

Poco a poco las súplicas se convirtieron en jadeos y el miedo en lujuria. Mi lengua exploraba su paladar e incitaba a la suya a hacer lo mismo con mi boca. Sin romper el contacto, le quité las gafas y le levanté el flequillo; le dejé de besar durante un momento sólo para poder contemplar como aquellas dos perlas azuladas me rogaban a través de dos cortinas de lágrimas producidas por el placer. No me pude contener más cuando su dulce aliento chocó contra mi cara, así que volví a sellar nuestros labios esta vez succionando no solo su boca, sino también su lengua, mordiéndola y retorciéndola causándole pequeños gemidos que se ahogaban en nuestras bocas. Paseé mis labios por su cuello, besándolo y marcándolo como mío, mío y solamente mío. Fui desabotonando su camisa hasta que esta se deslizó por sus hombros, donde deposite un suave aunque provocador mordisco, a lo que este respondió con un leve gritito muy satisfactorio. Cuando miré su cara, me di cuenta de que este tapaba la boca para no dejar salir los sonidos que se formaban en su garganta, pero no podía permitir aquello. Le retiré la mano y le volví a besar. Cuando me separé de él, dije en su oído mientras lo rozaba con los labios:

-Déjame escucharte -después mordí el lóbulo, a lo que respondió con un gemido sonoro y cargado de placer-. Así me gusta -volví a susurrar en su oído. Al devolver mi vista a su pecho, ahora descubierto, descubrí que me había vuelto adicto a sus pezones. Tan rosados, erectos e inocentes. Dejé un reguero de besos desde su cuello hasta sus botones; primero deposité un beso, causándole un leve suspiro que subió de nivel conforme yo aumentaba la intensidad de este y la presencia de mi lengua hasta que auténticos gemidos salían de sus labios. Y no pudo hacer nada más satisfactorio que jadear cuando lo succioné con todas mis fuerzas, dejándolo aún más erecto y colorado (si es que era posible). Pero justo cuando estaba a punto de repetir la acción en el otro, el timbre que indicaba el fin del receso encendió el miedo de que alguien pudiera vernos así. Por Dios, ¡estábamos en una clase! Lo vestí lo más rápido que pude, haciendo lo propio conmigo mismo, y aparté la escoba de la entrada, llevándolo por los pasillos hasta su clase sabiendo perfectamente que si le dejaba allí solo, no sabría ni encontrar la salida del colegio: aún seguía encendido por lo anterior y su mente todavía no funcionaba con normalidad.

-¡¿Cómo hemos llegado aquí?! -preguntó de repente. Sólo pude sonreír ante su expresión de desorientación.
-¿El hecho de saber cómo hemos llegado hasta aquí es lo único que te interesa? -dije con perversidad. Este no respondió, solo calló y miró al suelo mientras se ruborizaba hasta las orejas.
Mientras le llevaba por los pasillos estaba feliz, pues lo tenía cogido de la mano, y esto parecía no molestarle en absoluto. Pensando en lo que le acababa de hacerle, le conduje hasta su clase, aunque antes de llegar, le aparté a un lado y le di un beso tierno y... nada esperado en mí.
Esperé a que abriera los ojos para hablar, pero justo cuando parecía que podría decirle lo que significaba para mí, una voz nos sacó de nuestro mundo.

-¿Ciel? ¿Es que quieres ponerte enfermo? -miré con furia como Alois estaba parado enfrente nuestra con el rostro lleno de superioridad.
-¡A-alois! -dijo mientras se apartaba de mí. Él no lo sabía, pero el simple gesto de separarse de mí sólo porque nos hubiera visto Alois, me rompió el alma.

¿Lo único que te importa es que nos vea él? Muy bien, tranquilo. No volveré a tocarte. Ya no.


Fin POV de Soubi.

Estaba treméndamente feliz porque Soubi me hubiera besado y tocado de aquella forma. Pero, ¿debería alegrarme porque me tocara con las mismas manos que a todos los demás?¿Porque me tratara igual que a todo el mundo? Pues era seguro que no sólo hacia eso conmigo, sino que yo era una reserva para cuando no encontrara nadie. Así que, ¿debería alegrarme aún sabiendo eso? No lo sé. Lo único seguro es que mi cuerpo y mi mente nunca se han sentido tan bien como cuando me tocó en el aula. Por eso pude sacar algo en claro: este amor sería más doloroso que placentero.
Pero realmente me emocioné cuando antes de llegar a mi clase, me apartó a un lado y me besó tan cariñosamente, pues (aunque pareciera mentira), pude ver una milésima parte del amor que sentía yo por él en su mirada. Creí que me iba a decir algo como “Yo también te quiero” o “Eres importante para mí”, pues nunca vi en su mirada una expresión tan seria, decidida y brillante. Pensé que por fin se había cumplido mi sueño de que correspondiera a mis sentimientos, pero justo cuando separó sus labios para empezar a hablar, Alois apareció en escena.

-¿Ciel?¿Es que quieres ponerte enfermo? -instintivamente me aparté de Soubi, porque Alois me había advertido que si me veía cerca de Soubi, lo destruiría automáticamente por intentar hacerme daño. Pero, ¿cómo explicarle que yo deseaba eso? Justo cuando intenté hacerlo Soubi se marchó con paso ligero, y aunque él no lo sabía, el simple gesto de separarse de mí sólo porque nos hubiera visto Alois, me rompió el alma.

¿Tanto le avergonzaba que me vieran con él? Sí. Debía de ser eso porque, otra cosa no podía ser... ¿verdad?

12 comentarios:

  1. "No lo soportaba. Era doloroso y humillante para mis sentimientos, además de totalmente injusto, porque yo no había elegido enamorarme de él, así que no quería tener que sufrir los caprichos de mi corazón."

    Preciiiiiiiiiiiiiioso *______*

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    1. JAJAJAJAJAJAJA
      el que? la frase o el cap?
      JAJAJAJAJAJAJA
      me algero de q t haya gustado tb este xD

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    2. tia que me gusta todo ahahaha! Escriibes geniiiiial! Estoy aprendiendo de tiiii wiiii!

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    3. JAJAJAJAJAJAJAJA
      en serio me alegro de q t guste y d q (como tu dices) "aprendas de mi"
      jajajajaja
      y q yo tb e visto tu istoria, mola muxo!
      a ver a quien an matado, q me quedao con la intriga ;)

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  2. Kaiko de mierda, Te odio! No vuelvas a hablarme! HUM!!


    SOMA ASMAN KADAR, vigésimo sexto príncipe del reino de Bengala, ES MÍO, ¿LO ENTIENDES? BAKAA!!!!

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    1. cuando se te pase el enfado te pongo tu limon con Illium xDDDDDD

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  3. panda de violadoreeeeeeeeeeeeeeeeeeees!! jajajajjaja Kaiko me encanta!!! :DD me hago tu seguidora por que me ha encantado LOS CONEJOS MANDAN!! jujuju pobre Ciel que indefenso pero me encanta!! parece un niñitoo (L)-(L) jajajajja me encanta!! :DD

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    1. JAJAJAJAJAJAJAJA
      y te gustará muxo más cuando aparezcas ya verás xD

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  4. Ahhhhh, quieres publicar de una vez!!!! Jajajjajajajaj
    Me estreso te lo juro... joder no ves que me acuesto pronto y no puedo leerlo, al final me tocará leerlo mañana en informatica!
    Pues na' me quedaré sin saber que pasa... anda cariño, el capitulo siete lo imprimes y mañana me lo llevas jajaj es broma

    P.D: Que conste que no se me va a pasar el enfado nunca! HUM!

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  5. mira tú lo ves normal, entre ayer que cargue la página no se si 27 veces y ahora que son las 5de la mañana y estoy aquí mirando tu puñetero blog, de verdad no lo entiendo ajajajaja lo que más me jode de esto es que aún no esta el capitulo 7.
    Marina se que te gusta joderme, pero tiene que haber un límite... jajajjaja

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  6. jajajajajaja
    estoy tardando porq en este cap cierto personaje tiene q responder a preguntas de musica dificiles.... Y ESTOY BUSCANDO COSAS Q NO CONOZCA NI SU MADRE!
    xDDDDDDDDD

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