sábado, 3 de marzo de 2012

Capítulo 7: ¡Deja de intentar olvidarme, mírame!

POV de Soubi.

El tacto de su piel bajo mis manos, el roce de sus labios sobre mi boca, la humedad de su lengua contra mi paladar, las lágrimas que intentaba retener pero que irremediablemente acababan deslizándose por sus rosadas mejillas. Los recuerdos de aquella vez no dejaban de atormentarme día y noche, desgarrándome de un deseo y una lujuria que no serían satisfechos.
“No volveré a tocarte. Ya no.” ¿Tan testarudo era que lo estaba cumpliendo a rajatabla? Sí, yo era así de idiota. Tan masoquista como para seguir mirándole cuando estaba en compañía de Alois, en sus brazos, y no en los míos. Pero no pensaba perseguir a alguien que no estaba interesado en mí, eso sí que no, porque si me amara como (desgraciadamente) yo lo amaba a él, no seguiría con Alois, permitiéndole estar tan cerca y dejándole invadir su espacio vital cuando a mí ni siquiera podía mirarme a la cara cuando me hablaba. No pensaba perseguir a alguien que ya tuviese a otro en su corazón, porque él estaba con Alois, ¿verdad?

Fin POV de Soubi.


Nueve días, nueve días en los que ni siquiera pude mirar a Soubi sin recordar lo que me hizo y lo mucho que lo disfruté, además de las ganas irracionales que sentía de que lo volviera a hacer. ¿Tal vez en un receso?¿Después de clases?¿Antes?¿Durante? Pensamientos inútiles para una persona inútil: Soubi no se volvió a acercar a mí desde que pasó aquello, ni siquiera me miraba cuando nos juntábamos para hablar y me cedían el turno de la palabra. Para él yo no existía y no podía evitar querer morirme antes que seguir sufriendo su indiferencia. Prefería que me odiara, incluso que me despreciara, pues eso significaría que le importaba lo suficiente como para tomarse la molestia de percatarse de mi existencia. Pero eso no era así y ahora estaba más lejos que nunca de entrar en su corazón. Aunque aquello por fin me hizo darme cuenta de que una persona tan aburrida y sosa como yo nunca podría aspirar a alguien como él, porque éramos de mundos diferentes, él pertenecía a la luz y yo a las sombras, sombras en las que nadie repara a no ser que molesten.
Decidí que necesitaba alejarlo de mi mente, no podía seguirme doliendo la manera en la que trataba con todo aquel que no fuera yo, desde las desconocidas que se arrimaban a él con cualquier excusa, hasta mi propio hermano. Necesitaba sacarme esa enfermiza obsesión de la cabeza de que aquello era amor (aunque sabía perfectamente que era imposible).
¿Tanto había que sufrir al enamorarse de alguien? (No contaré a Kazaki-sempai).
Sí era así no quería tener nada que ver con el amor. Era doloroso, injusto y cruel, además de totalmente difícil, por lo que durante toda la mañana del viernes me centré en lo que realmente se me daba bien, en lo que nadie podría meterse conmigo ni mirarme por encima del hombro: los libros.


POV de Catherina.

Poco más de una semana y ya me había aburrido de toooooooooooooodo. ¿Los compañeros? Vale, a veces se aguantaban, pero solo me gustaba estar con Alois, Momo y Shinichi, los demás... que les dieran por culo. ¿Las clases? Nada nuevo para mí. ¿El colegio? Demasiado pijo suelto. ¿Los profesores? Tocapelotas sin remedio: “No hagas esto así”, “es mejor de esta manera”, “no sé lo que hacéis en Noruega pero en Japón no se hacen los exámenes de biología en inglés”.
Reglas, reglas y más reglas. Todas estúpidas y sin sentido.
Sólo había una cosa del instituto que de verdad me gustaba: la clase de música. Tan pasional y entregada como su profesora. Todos la odiaban por ser demasiado dura, pero me resultaba imposible odiar a una mujer tan profesional. Explicaba rápido y claro, mandaba trabajos comprensibles y entretenidos, nunca se tomaba la música en broma y siempre que cogía un instrumento el ambiente parecía cambiar, vibrar, tornarse poderoso y hambriento de melodías que hacían revivir las emociones de su compositor. Sin duda aquella era la mejor profesora de música a la que uno puede aspirar, y yo la perfecta alumna que todo profesor de música desea. Aún recuerdo el primer día de la clase.

-¿Y cómo es la profesora de música? -le pregunté a una chica que se sentó a mi lado. Al principio me miró como si no se creyese que le estuviera hablando a ella. Unos segundos más tarde, reaccionó.
-No quieras protestarle a ella -me dijo eso porque en todas mis clases anteriores les había replicado a los profesores cuando estos me habían llevado la contra.
-¿Por qué?
-¡Ufff! Es un demonio. Siempre que llega un estudiante nuevo se ceba con él, preguntándole cosas que ni el mismo creador de la música se plantearía. Yo de ti me prepararía, te va a intentar dejar en evidencia delante de todos, y no dudes que lo va a conseguir. Te preguntará cosas de la historia de la música de otros países, te hará que toques un instrumento delante de todos (seguramente una pieza que no la conozca ni su padre) y además te pondrá un trabajo de investigación de 200 páginas sobre algún tema enrevesado de castigo por no haberlo hecho bien -un reto... me gustaban los retos.
-¿Nunca nadie ha pasado esa... “prueba”?
-¿Estás de coña? Ni siquiera pasan de la primera pregunta. Si fuera tú...

Pero no pude escuchar lo que dijo, pues justo en ese momento sonó el timbre, al tiempo que entraba una mujer no muy alta, con el pelo recogido en un moño que se pegaba perfectamente a su cabeza. Tenía una expresión dura y seria, además de unos ojos fríos que se escondían detrás de unas gafas marrones que le hacían parecer aún más despiadada y aguileña. Al llegar a su mesa, dejó caer todas sus cosas encima para que el ruido hiciera que los que aún no se encontraban en sus sitios se apresuraran a ocuparlos. Nos fue mirando a todos, uno por uno hasta que su mirada se posó en la mía, mientras dibujaba una cruel y terrible sonrisa anunciando lo que se me avecinaba.

-Creo que no hemos tenido el placer -su voz me dejó sin aliento. Era escalofriante. Pero si alguien iba a dar miedo, esa sólo podía ser yo.
-Igualmente -dije mientras me levantaba de mi sitio ante la mirada perpleja de todos los presentes, incluyendo la de la profesora-. Catherina Elizabeth Essel Cordilia Middleford -dije extendiendo mi mano, al más puro estilo occidental.
-Encantada Catherina -dijo la profesora con una media sonrisa respondiendo a mi saludo en un gesto que decía “a ver quién de las dos puede más”-. Yo soy Sanko Miyakawa, tu profesora de música, y espero como tal que me muestres el respeto que merezco.
-No lo dude señora, cuando lo merezca se lo mostraré.

Poco inteligente por mi parte. Se crispó inmediatamente y cambió su expresión haciendo que se me removieran las entrañas. ¿Cómo alguien podía dar tanto miedo con una sola mirada? Me soltó la mano y me indicó que me pusiera al frente de la clase. Nada más alcanzar mi posición, me acribilló a preguntas, que obviamente respondí correctamente.

-¿Qué notas se encuentran en la primera línea y en el segundo y tercer espacio?
-Mi, La y Do.
-¿Qué son las líneas adicionales?
-Líneas que se colocan por encima y por debajo del pentagrama para colocar las notas que no caben en él.
-¿Qué indican los dos números que aparecen delante de cada composición?
-El número superior indica el número de tiempos en cada compás y el inferior la clase de figura que vale un tiempo.
-¿Qué notas comprende el acorde IV?
-Do, Fa y La.
-¿Por qué colocamos un punto sobre o bajo una nota?
-Para indicar que hay que darle a esa nota un valor más corto del indicado por su figura y tocarla separada de las otras.
-... veo que no vas mal en lo referente a al lenguaje musical, pero ¿qué tal su historia?¿Qué es la quironomía?
-Un sistema de representación de los sonidos que usaban los egipcios. Consistían en designar a determinados sonidos, unos movimientos con las manos y los brazos.
-¿Quiénes eran los bardos?
-Eran iniciados para ser druidas que no lograban convencer a los examinadores en temas de la naturaleza ni la adivinación, pero que en cambio eran unas maestros en el campo del recitado e iban de pueblo en pueblo acompañando sus versos con instrumentos.
-¿Quiénes eran la nueve ninfas, musas de las fuentes y diosas del canto y el ritmo en la antigua Grecia?
-Clio (de la historia y le epopeya), Calíope (de la poesía y la canción narrativa), Talia (de la comedia), Melpómene (de la tragedia), Urania (de la música de la poesía didáctica y la astronomía), Terpsícore (de la danza y la poesía oral), Erato (de la canción amatoria), Euterpe ( de la música y la flauta) y Polimnia (de los himnos y los cantos).
-Mmmmh.... vayamos un poco más adelante: Los monjes, en los monasterios, hacían una pausa en sus labores para hacer su oración a determinadas horas del día. ¿Cómo se llama esto y que nombre recibían los momentos del día en los que realizaban sus oraciones?
-Se llamaba oficio divino u oficio de las horas, y constaba del Maitines, el Laudes, la Prima, la Tèrcia, la Sexta, la Nona, las Vísperas y las Completas.
-Veo que estás bien informada. Toma -dijo mientras me entregaba un violín de caoba-. Toca la partitura nº 2 BMW 1004 de Bach.

Me quedé petrificada. ¿La partitura nº 2 BMW 1004 de J.S.Bach? ¿La melodía para violín más difícil jamás creada? Sin duda esa mujer me estaba poniendo a prueba, una prueba imposible de superar.
La miré a los ojos, que me observaban divertidos y expectantes: sabía perfectamente que sólo los mejores violinistas del mundo han podido ejecutar esa pieza sin cometer errores, y allí estaba, esperando poder burlarse de mi incompetencia.
¿Se lo iba a permitir? Ni de coña.

-¿Qué ocurre querida? ¿No sabes tocarla? -dijo un toque sardónico en la voz. Pero aquello en lugar de acobardarme, me enfureció aún más, por lo que me coloqué en posición, y le dije:
-No señora Miyakawa, sólo me estaba preguntando en qué acorde lo quería, pero como veo que no me lo piensa decir, lo tocaré a mi manera.

Y cerrando los ojos, dejé que la melodía fluyera a través de mis dedos hasta el instrumento. Qué hermosa combinación, en la que el tiempo y y la realidad no tienen dueño, sino que ellos mismos constituyen un único ser llamado música.
Cuando terminé la pieza, me di cuenta de que no se escuchaba respirar a nadie, ni siquiera a la señora Miyakawa, que me miraba con los ojos iluminados y esperanzados. Se acercó a mí, me hizo una reverencia que causó un murmullo general y me dijo:

-Bienvenida a mi clase Catherina, será un honor ser su profesora -se incorporó con una sonrisa en la cara, que le devolví muy gustosamente.
-Por favor, llámeme Cat.

Fin POV de Catherina.


POV de Alois.

-... y después nos enseñó como pasar de 5a a 8a sin perjudicar el sonido, pero claro, al final...

¡TAN PESADA! Mi hermana llevaba todo el santo día hablando de lo maravillosa que era su profesora de música y de lo equivocado que estaba todo el mundo con ella. Pero si volvía a decir su nombre, creo que consideraría el suicidio.

-... porque lo que dice la Sra. Miyakawa es...
-¡AAAAH!¡YA NO LO SOPORTO MÁS!¡VE A DARLE LA LATA A OTRO! -dije levantándome de mi asiento para ir a buscar a Ciel.

Desde que los pillé a punto de besarse en el pasillo estaban muy irritantes. Ninguno se dirigía la palabra y mientras Ciel lo buscaba con la mirada el otro no hacía más que rehuirla. Me desesperaban. No podían seguir así, y no sólo porque se hacían daño mutuamente, sino porque no dejaban de joderme a mí comportándose como si fueran críos. Aquello tenía que cambiar, ¡que alguno reaccionara por Dios! Pero Ciel no sería capaz, por lo que me encargaría de que fuera Soubi el que lo hiciera.

Encontré a Ciel hablando con Momo y Takashi, bueno.... encontré a Ciel intentando quitarse de encima a Momo mientras Takashi se descojonaba en sus caras. Me daba igual lo que hicieran esos dos, pero no permitiría que tocaran así a mi Ciel, sólo yo (y puede que Soubi) podía abrazarle así.

-Quita bicho -le dije a Momo mientras le empujaba la cabeza hacia atrás causando que cayera al suelo.
-¡AUCH!¡Oye ten más cuidado! -dijo intentando incorporarse.
-Lo siento, pero estabas demasiado cerca de Ciel -sin saber de donde saqué la rapidez que movió mi cuerpo, me tiré encima de Ciel al ver como Shinichi y Soubi entraban por la puerta: que empezara la función.


POV de Soubi.

“Homicidio”. Bonita palabra. Sobre todo cuando la combino con “Alois”.
Cuando entré en su clase los encontré sentados en una silla, Alois encima de Ciel de manera que estaban frente a frente. Ciel sentado con las piernas un poco abiertas de manera que si alguien se sentaba encima tuviera mayor estabilidad, y Alois estaba sentado en estas, con el culo hacia fuera y de cara a Ciel, con los brazos alrededor de su cuello y los de Ciel en la cintura de este.
Lo único que quería hacer en ese momento era sacar a Ciel de allí, llevármelo a mi casa y no dejarlo salir nunca más. Pero habría demasiados testigos: Takashi, Momo, Shinichi,... Así que opté por la segunda opción, poner cara de indiferencia y hacer como si ellos dos no estuvieran allí.

-¡Hola!¿Qué tal? -casi gritó Momo al vernos (quien por cierto estaba en el suelo).
-Hola Mo-chan, tiempo sin verte -saludó cortesmente Shinichi.
-Buenos días Shinichi, Soubi -dijo Takashi.
-Igualmente -respondió Shinichi mientras yo hacía un gesto con la cabeza.
-Alois, creo que tu hermana te estaba buscando -prosiguió Shinichi.
-Arghhh... Gud gi meg tålmodighet -respondió este.
-¿Eing? -preguntamos todo el mundo menos Ciel.
-Significa "Dios me dé paciencia" -respondió Ciel son una sonrisa divertida y tímida. ... Cómo echaba de menos aquella sonrisa.
-¡Whoa! ¡Eres sorprendente Ciel! ¿De verdad hablas tantos idiomas? -preguntó Momo apoyando su cabeza en el borde de la mesa (pues aún no se había levantado del suelo).
-N-no es tan difícil. Supongo que es cuestión de estudio -se excusó Ciel sonrojado y totalmente adorable.
-¿Bromeas? -dijo Alois interrumpiendo mi nube de perfección, haciéndome recordar que aquellos dos estaban demasiado juntos. Por Dios, un poco más y se rozarían sus partes- No he conocido a nadie que tenga un dominio tan pleno como tú de las lenguas. ¿Cuantas hablas? ¿8...9?
-E-en realidad, son 16...
-¿¡EN SERIO?! -dijeron todos menos yo.
-Creía que eran 15 -habló Shinichi sorprendido.
-Es que el año pasado en un libro salió una frase en griego y... sentí curiosidad... -dijo bajando gradualemente la voz como si hubiera hecho algo malo.
-¡Yay! ¡Eres increíble! -gritó Alois mientras lo abrazaba y acercaba sus cuerpos hasta el punto que no sabría decir dónde empezaba y terminaba cada uno. No quería seguir mirando aquello.
Te apartaste de mí en el pasillo por miedo a que nos malentendieran, y ahora dejas que se restriegue contra ti delante de todo el mundo. ¿Tan ciego estás que no ves que me estás matando?

La conversación siguió entre temas triviales y roces premeditados por parte de Alois.
Hacía 2 semanas que no lo había hecho con nadie. Si mi corazón no podía relajarse, entonces los haría mi cuerpo. Debía buscar a alguien, cualquier persona, hombre o mujer, que me quitara de la cabeza a este chiquillo, o que por lo menos, ahogara los gritos de dolor de mi pecho.

3 comentarios:

  1. Buah, me encanta jajajaja soy superdotada y Ciel también ¡Qué guay! jajaja
    Yuuuuuupiiiii!!!! Homicidio jajajaja, creo que tendré que controlar un poco a Soubi, no quiero tener un funeral tan pronto... aún que por otra parte, BIIIEEEENNN!! más herencia para mí jajajja
    Bueno ahora te llamo, voy a ducharme jeje

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    1. JAJAJAJAJA
      hija de puta xD
      Bueno, me alegro d q t guste (como para no gustarte, eres de las que mas sale xD )

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  2. eeeeeeeeeeeeeh Alois es mio! Me lo he pedido sin incumbencias ahahahahahahahahahah! Tiaaaaaaaaa esta superguuuuuuuuuuuuuay *__________* Esta celoso y necesita desaogarse... que se vaya a su casa dw.! ahahahah espero el siguiiiiiiiiiente!

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