martes, 6 de marzo de 2012

Capítulo 10: Simplemente perfecto.

POV de Alois.

...
¿Qué coño acababa de pasar?
¿Ciel y Soubi peleados? ¿Ciel enfadado? ¿Soubi echado fuera de casa? Y lo más raro de todo...

-¡ALOIS!¡COGE ALGO DE MI ROPA, NOS VAMOS YA!

¡¿Un Ciel mandón?!
Definitivamente el mundo acabaría pronto.
Cuando salimos, intenté ver algo del Ciel que yo recordaba en la persona que tenía delante, pero nada me indicaba que el delicado y frágil Ciel estuviese ahí dentro. Pues el ser que tenía delante emanaba una fuerza y una furia que aumentaban por momentos. Aquel no era el Ciel que yo conocía, y aunque era genial que ya no le tuviera miedo a su aspecto, me asustaba sólo la idea de que lo hubiese perdido para siempre, de que toda aquella pureza que tanto amaba se hubiese esfumado dejando sólo una cáscara resentida y rencorosa. Pero lo que más temía, es que aquello pudiese haber pasado por mi culpa.
Simplemente en cuanto vi a Soubi enfadado y celoso, me dije a mí mismo que tenía que aprovechar la situación, así que se me ocurrió hablar con Ciel sobre temas que pudieran tener una segunda interpretación para que este se enfureciera y soltara de una maldita vez lo que sentía por Ciel, pero no conté con que Ciel se enojaría antes que Soubi, destruyendo por completo la confesión que estaba a punto de realizar Soubi.
Temía que mi plan hubiese llevado demasiado lejos los celos de Soubi convirtiéndolos en odio.
Tamía que al descubrirlo Ciel dejara de hablarme.
Temía que aquello no fuera un sueño y estuviera pasando de verdad.

-Ciel... ¿estás bien? -pregunté al ver como este mantenía una expresión dura y seria (sin llegar a resultar amenazante) en su rostro nada habitual en él.
-Claro, ¿por? -respondió cambiando totalmente de expresión a una más relajada y normal en él.
Estuve a punto de gritarle: ¿¡CÓMO QUE POR?! ¡PORQUE HAS ECHADO DE TU CASA AL AMOR DE TU VIDA JUSTO CUANDO ESTABA A PUNTO DE CONFESARSE!
-No, por nada.

Al llegar al complejo comercial, Ciel quedó maravillado. Aunque su familia tenía mucho dinero, él no estaba acostumbrado a ir al centro, donde estaban las tiendas más lujosas, caras y famosas. Cada esquina, cada calle, cada rincón estaba cubierto por una tienda... ¡Cómo amaba ir de tiendas! Ah... cuánto tiempo sin ese sentimiento. En fin, tenía que centrarme, estábamos allí por Ciel, no por mí.
Aunque alguna que otra cosa sí me compraría... pero sólo alguna que otra cosa ( ¬ ¬ ).

-Alois... -miré a Ciel, quje ahora parecía tan indefenso como antes de la pelea.
-¿Qué te pasa? -pregunté tratando de disimular una sonrisa.
-... yo... no sé por dónde empezar... -dijo mirando a todas las tiendas que alcanzaba a ver.
-¡Para eso estoy yo aquí! Prepárate. Nunca vas a acabar tan cansado como hoy -dicho esto, le cogí por la manga y lo llevé por todos los sitios en los que seguro habría ropa... adecuada a su nuevo look.

Empezamos por "MENTHA" (mi tienda favorita). Nada más entrar y ver todos aquellos pantalones negros, grises, blancos; desgarrados, con tachuelas, con cadenas; holgados, ajustados, rectos y muy, sugerentes. Camisetas de todos los colores; lisas, con estampados, a varios colores; con adronos, con rotos, dobles y muy, muy modernas. Botas, zapatos, sandalias, gorras, cinturones, pulseras, colgantes, anillos, ... ¡PERO QUÉ PARAÍSO!
Tardamos más de hora y media en decidirnos (aunque si no llega a ser porque soy muy rápido nos podríamos haber tirado allí 7 horas). Se llevó: tres pares de pantalones (unos negros vaqueros de corte recto con tachuelas en los bolsillos, otros blancos con unas cadenas en una cadera y los últimos azules a juego con sus ojos), cinco camisetas (una de manga larga holgada azul claro que debaja un hombro al descubierto, otra ajustada negra de tirantes, una de cuello vuelto sin mangas ajustada negra también, otra que simulaban dos camisetas cosidas: una de manga corta y la otra de tirantes, de manera que se superponían pareciendo que eran dos diferentes. En esta la de tirantes era negra y la de manga corta a rallas rojas y blancas. Y la última una holgada de color salmón en la que se podía leer : "Little Bad Boy ♥ "), dos cinturones, dos pares de zapatillas (unas de tela negra con los cordones negros y azules, y las otras de tela roja), dos gorros (uno azul claro con una cinta blanca y otro blanco con una cinta negra) y dos bufandas (una blanca y otra azul claro).
...
¿Está claro ya que el azul es su color? Vale, por si acaso.

-¡Uff! No sabía que ir de compras eran tan agotador! -dijo con un suspiro frotándose el lumbar.
-Ni que fueras un viejo de 80 años.
-¡Es que no esoty acostumbrado! Menos mal que ya tengo suficiente ropa.
-¿Estás de coña? Acabamos de empezar -y ver la cara de horror de Ciel sólo me hizo soltar una carcajada.

A esta tienda le siguieron seis más: una de bañadores (donde le compramos una par de sandalias y tres bañadores), una de zapatos (de vestir, de deporte, para salir, para lucir,... ), otra de accesorios (una persona sin accesorios no es una persona, es un simple decorado. Por eso me encargué de comprarle pañuelos, bufandas, corbatas [amo las corbatas], más gorros, alguna pulsera y collar y [para mí] un anillo con un rubí), una de ropa deportiva, otra de ropa elegante (lugar en el que le compré camisas, chaquetas, chalecos, pantalones y corbatas [cómo no]) y también pasamos por una tienda más normalita. A mí no me llamó mucho la atención, pero Ciel se quedó mirando un jersey del escaparate, así que entramos, y me soprendí al descubrir que casi todo lo de allí le quedaba bien. Ponchos, abrigos, jerseys, camisetas de manga larga y camisetas de cuello vuelto, guantes, gorros y multitud de ropa de colores pastel que inesperadamente le quedaban perfectas con su tono de piel. Salió de allí cono una muñequita: con un jersey holgado blanco marfil que le dejaba ver gran parte de sus hombros, unos pantalones marrones claros, unas botas beige oscuro y una sonrisa adorable. Menos mal que me había equivocado: Ciel seguía siendo Ciel.

-Por favor, dime que nos vamos ya -me dijo tocándose los ojos por debajo de las gafas a causa del cansancio. Estuve a punto de contestarle, pero entonces se quitó las gafas y bostezó. ¡Por Dios! ¡Pero si era más mono que un conejito bebé!
-¡KYYAAAAAA!! -me lancé encima suya. A ver: había estado toda la tarde viéndole salir y entrar de millones de provadores con ropa de todo tipo y ahora bostezaba de esa manera.... uno tiene un límite ¿sabes?
-¡WUAAAAA!¡Un poco de cuidado! -dijo ya en el suelo.
-Ok, ok. Ya pasó -dije levantándome.
-Bueno, contéstame. ¿Qué nos queda?
-Solamente dos cosas -conesté levantando el índice y el corazón.
-Buff.... Menos mal. ¿A cuál vamos primero?
-A esa- dije señalando una óptica.

Al final estuvimos de acuerdo con que a veces le podía apetecer ir con gafas en vez de con lentillas. Así que permití que se comprara un par de gafas pero con la condición de que las eligiera yo. Estuve viendo varios modelos, hasta que me decanté por unas de pasta de montura fina rectangulares de color rojo.
Pero sin duda la última parada fue mi favorita: salón de belleza. Hacía tiempo que no me cortaba las puntas, quizás aquella era una buena ocasión.

-Alois... ¿qué hacemos aquí?
-¡Bienvenidos! -nos dimos la vuelta, y ambos tuvimos que retroceder al vernos embestidos por una trabajadora- ¡Ups! ¡Perdón! Jeje, ¿en qué puedo ayudarles?

La chica no era ni muy alta ni muy baja, pero muy mona. Tenía el pelo castaño recogido en una trenza MUY elaborada que le llegaba hasta por debajo de la cadera. Sus ojos castaño oscuro irradiaban interés y brillaban con una intensidad cegadora, casi dolorosa. Su rostro estaba adornado por una gran y sincera sonrisa y toda ella emanaba energía. Sin duda una chica optimista, despreocupada y alegre, totalmente feliz... No me iba a caer muy bien.

-Sí -respondí con una falsa sonrisa que Ciel supo captar inmediatamente-, yo vengo a cortarme un poco las puntas y él... bueno, vamos a hacerle un cambio de look.
-¡NYA! ¡Me encantan los cambios de look! De acuerdo -dijo poniéndoese repentinamente seria-, veamos con lo que tengo que trabajar -dijo quitándole las gafas, pues Ciel aún no estaba acostumbrado a las lentillas y las otras gafas tardarían un día en estar hechas.
Cuando la chica le quitó las gafas simplemente pareció un gatito a punto de atrapar a su presa: se le dilataron las pupilas, le brillaron más los ojos (si eso era posible), le tamblaron los labios y se lanzó contra Ciel.
-¡¡¡¡¡Pero que mmmmoonoo!!!!!! ¡¿Pero tu has visto que ricura?! -me dijo mientras me enseñaba la cara de Ciel. Ante esto sólo pude reír porque estaba de acuerdo: Ciel era dorable.
-Bien -dijo de pronto la chica-. Cariño, voy a hacer que quedes perfecto.

Le expliqué un poco por encima lo que quería: que le quitara el tinte del pelo para que volviera a tomar su color blanquicino, que le quitara las puntas abiertas y que le arreglara el corte. No esperaba mucho de aquella chica. Parecía bastante patosa y despistada, pero en el momento en el que se puso manos a la obra, su aura cambió totalmente.
Pasó de torpe y simple, a una estilista profesional. Esa chica llevaba en la sangre el arte de arreglar el cabello. Manejaba las tijeras con una fluidez y rapideza que parecía que en cualquier momento se le escaparían de las manos, pero en cambio, recortaba, perfilaba, igualaba y perfeccionaba cada parte del pelo de Ciel. De hecho, parecía otra persona cuando cogía las tijeras, parecía una diosa. Era simplemente increíble la manera en que se manejaba en aquel entorno: era una peluquera extraordinaria.
Cuando terminó con Ciel... casi no lo reconocí.
Pelo blanco que parecía formar parte de su pálida tez. Sus ojos lapislazuli puros e inocentes, clavados en mí. Los mechones que le caían estratégicamente sobre éstos, la manera en la que cada pelo, cada textura se entretegía en su cabeza, haciéndole parecer un verdadero ángel. Ahora su aspecto era totalmente diferente al de cuando entró por la puerta. Había pasado del pelo negro y sin vida al más brillante y espectacular blanco que se haya visto jamás, tan fresco y fino que hacía que la luz se reflejara en ellos hacia todas las direcciones posibles. Por el amor de Buda... era el Ciel de mis recuerdos. El ángel de mi memoria que con tan sólo una sonrisa podría hacer caer en el pecado a todos los hombres de la Tierra. Ahí estaba, delante mía, dispuesto a cambiar su vida así como lo había hecho con su aspecto. Ciel era hermoso.

-Alois... ¿qué pasa? ¿Tan mal me veo? -preguntó con pánico en la voz.
-No Ciel, no te preocupes, estás perfecto. Simplemente perfecto.

5 comentarios:

  1. Buah,buah, buah, buah me encanta jajajaj ¡¡¡¡Cambio de look!! ¡¡¡Biieen!!

    Alois... anillo con un rubí... tengo una pequeña intuición de que es de oro verdad? jajajaj

    Super guay, quiero el siguiente!! =^.^=

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  2. Aiiiiiiiiii menudo cambio de todo no? Ahora no me gusta dw.! ahahahaha


    Alois es miiiiiiiiiiiiiiiiiiio aahahha! Espero el proximooooo wiii(L)!

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    1. ... q no te gusta?.... QUE NO TE GUSTA?!
      mira guille, ahora empieza lo bueno de la historia asi q no me jodas eh? xDD

      Jajajajaja q si q alois es tuyoo jaja ^^

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    2. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!
      ALOIS NOOOOOO!!!! TODOS MENOS ÉL!!!!
      ES MIO!!! TT.TT

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    3. puta rubia q quiere cometer incesto xDDD
      tu ya tienes a Illium!!
      ademas, cuando aparezca "Ike", esto va a ser "LEGENDARIO"
      jajajajajajaja!

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