viernes, 23 de marzo de 2012

Capítulo 11: Cuanto antes.

POV de Catherina.

Allí me encontraba, gritándole al director como si hubiese cometido un pecado capital a pleno pulmón. Exigiéndole una respuesta que ya me había dado millones de veces pero que no estaba dispuesta a aceptar. ¿Y todo por qué? Bueno, ese mismo día (como todos los demás), estaba de mal humor porque los profesores no dejaban de llevarme la contra, pero toda esa frustración se desvaneció en cuanto recordé cuál era mi próxima clase: música.
¿Tal felicidad era posible? Pues claro que si, me sentía en el séptimo cielo cuando entraba en esa clase. Pero imaginaos mi sorpresa al entrar en el aula y ver que el asiento de la Sra. Miyakawa (o Sanko, como la llamaba yo), estaba ocupado por un chico de unos 25 años. Estaba rodeado por todas las chicas de clase y los chicos, en vez de sentirse celosos, parecían totalmente cómodos con él, incluso bromeaban entre ellos. ¿Qué estaba pasando allí y quién se creía aquel ser para sentarse en la silla de la gran Sanko Miyakawa?
Sonó el timbre, poniendo fin a mis preguntas pero dando comienzo a una guerra de dimensiones épicas.
Cuando ocupé mi sitio le pregunté a la chica de al lado:

-¿Quién es este?
-Oh, el sustituto de Miyakawa-sensei.
-¿¡El sustituto de quién?! -dije alarmada.
-¡Sí! ¿No es fantástico? Ya no tendremos que aguantar más a aquella arpía, además, el chaval está como un tren. ¡Es guapísimo! Y mucho más amable que la otra, eso sin contar que... -mi mente desconectó en el momento de oír “sustituto de Miyakawa-sensei”. Nadie podía sustituirla, era la mejor profesora de música que podría existir, ¡era imposible sustituirla!
-Buenos días chicos -dijo una voz que me sacó de mis cavilaciones. Era el tío que se creía lo suficientemente bueno como para desbancar a Sanko. ¡Tsk! Maldito.
-Como ya sabéis -prosiguió-, la Sra. Miyakawa ha tenido que darse de baja por motivos personales. Así que de aquí en adelante yo seré vuestro profesor de música.
-¡Me niego! -salté sin pensármelo. Me miró interrogante, como si no entendiera que aquello pudiese afectarme.
-¿Perdón? -preguntó incrédulo.
-Que me niego a que otra persona que no sea Sanko me imparta clases de música. ¡Ella es la mejor!
-... Creo que tú debes de ser Cat -me pilló totalmente desprevenida.
-¿Cómo sabes mi nombre? -pregunté casi en un gruñido.
-La Sra. Miyakawa me habló de ti y que te reconocería en seguida. Encantado Cat, puedes llamarme Illium.
-No me llames Cat. Tú no puedes llamarme así -dije a la defensiva.
-De acuerdo, ¿y cómo quiere que le llame su majestad? -respondió con un toque de desdén.
-Hum. Catherina Elisabeth Essel Cordilia Middleford -se quedó pensativo, y por cómo se le iluminó la mirada supe que tuvo una idea que no me iba a gustar ni un pelo.
-Ya se. Te llamaré Neko -no pude abrir más los ojos.
-¿¡Pero cómo demonios has llegado a eso!? -pregunté indignada mientras me miraba divertido y los demás se reían.
-Bueno pues... : de “Catherina” - “Cat”. “Cat” en inglés es “gato”, osease = Neko.
-¡No me llames así! -volví a gritar.
-Mmmmhh... Me pregunto si se puede castigar a una alumna por faltarle el respeto a un profesor...
-¿Por faltarle el respeto? Oh no, perdona, no te estoy faltando al respeto, te estoy diciendo que no me llames por ese ridículo nombre. Además, tú no puedes llamarte profesor. Profesora es Sanko, tú solo eres un chaval que no sabía que hacer para sacarse un dinero y ha decidido sustituir a la más grande de todas: Miyakawa Sanko -cuando terminé de hablar me di cuenta de que toda la clase estaba en silencio. Mierda, estaba segurísima de que ahora si que estaba...
-Castigada.

Así que, después de aquello fui a hablar con el director para exigirle una explicación, pero lo único que conseguí sacar es que aceptase el castigo sin rechistar.
Ese tal Illium me las iba a pagar. Oh... por supuesto que me las iba a pagar.


POV de Soubi.

JODER. Faltó tan poco... ¡tan poco! Si no me hubiese cerrado la puerta en las narices ni me hubiera gritado de aquella manera habría sido capaz de decírselo, pero no pude. Aquellos ojos tan dolidos, tristes y furiosos me paralizaron. Pero ahora me daba cuenta: tenía que haber insistido en que me abriera la puerta y hacerle que escuchara lo que siento. Pero ¿me habría prestado atención o me hubiese vuelto a echar? Mierda... ahora nunca lo sabría. Ya estaba hecho. Además, antes creía que tenía posibilidades pero en cuento lo vi con Alois semi desnudo me di cuenta de que me lo había imaginado todo, de que el único que sentía algo era yo, sino ¿por qué lo habría hecho con Alois? Porque estaba claro que se habían acostado juntos, y pensar que yo ni siquiera pude besar a otra persona porque él estaba demasiado presente en mis pensamientos y él en cambio podía acostarse con aquel extranjero repelente, hizo que mis esperanzas se derrumbaran. Caí en mi propia trampa y me enamoré de él.
Pero fui muy iluso al pensar que lo peor ya había pasado. Mi infierno sólo acababa de comenzar.
Tenía la intención de hablar con él cuando llegara a clases, o al menos hubiese hablado con él si le hubiese reconocido.
Le estaba esperando en la puerta del colegio cuando un murmullo general me sacó de mis pensamientos. Alcé la cabeza y lo que vi me dejó sin habla (como a todos los demás presentes):
el Ciel monótono y aburrido había cambiado su pelo negro por un blanco eléctrico; las gafas grandes que impedían ver la mitad de su cara, por dos perlas azuladas; la ropa dos tallas más grandes que la suya por prendas mucho más ligeras y llevaderas; y su aura sombría y asustadiza por una más pura, brillante y aparentemente inalcanzable.
Por un momento me pareció tocar el cielo, dejar de sentir el peso de mi cuerpo para quedarme a merced de sus palabras. Estaba frente a un ángel.
Pero toda felicidad desapareció cuando me di cuenta de quién le acompañaba. La persona que, en mi opinión, no debería haber nacido nunca.

-¿Ese es Ciel...?
-No puede ser, ¿cómo va a ser ese Usagiwa?
-Pero mira, mira. ¿No es esa su mochila?
-¡Oh, Dios mío...! ¡Es él!

Para mi desgracia yo no era el único que pensaba que aquel era el ser más maravilloso que jamás había existido. Antes de que diera este cambio tan radical puede que tuviese alguna oportunidad de enamorarlo, pero ahora, tendría a todo el colegio como rival. Mis oportunidades disminuían por momentos.

-¡¡¡UAAAAAAAAA!!! ¡KAWAI-KUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUN! -cuando me di cuenta, el chico que decía llamarse Momo estaba encima de Ciel.
-Menudo cambio Ciel-kun -dijo esta vez el otro chico que siempre le acompañaba. ¿Cómo se llamaba? Era...
-Gracias Takashi-kun -eso-. Mmh... ¿Momo? ¿Me puedes soltar ya?
-¿? ¡Ah! Sí, sí. Pero es que estás tan monoooo~♥
-Sí, sí. Todos sabemos que está adorable así que... FUERA MANOS -dijo de pronto Alois apartando a Momo de Ciel, como si le perteneciera...
-¡Buuuhh! -replicó Momo con un puchero.
-Tranquilo Alois, no pasa nada -se excusó Ciel mientras sonreía. Una sonrisa que sin duda hizo que todos los que la vieron se enamoraran de ella, hombres y mujeres. Lo que me enfureció aún más pensar que aquella sonrisa ya no era sólo mía, sino que la podía ver cualquiera. Pero sin duda, lo peor de todo, fue que Alois respondió a esa sonrisa con una abrazo. No lo pude soportar más, así que entré en escena.
-Ya está bien ¿no? -dije mientras cogía a Alois del cuello de la camisa por detrás y lo apartaba de Ciel.
-Soubi... -musitó Ciel nada más verme borrando la sonrisa de su rostro, mostrándose triste y dolido.
-Soubi, ¿cómo tienes la mano? No deberías hacer esfuerzos innecesarios, la herida podría volver a abrirse -dijo de pronto Alois soltándose de mi mano y pasando sus brazos por los hombros de Ciel.
-Es verdad. ¿Cómo va tu mano? -me preguntó Takashi.
-Bien -me limité a decir.
-Yo no diría bien. La enfermera dijo que casi te tienen que poner puntos -dijo una voz a mi espalda. Cuando me giré vi a un chico alto, de pelo castaño y sonrisa fácil.
-¿Y tú eres...? -preguntó Alois.
-¡Oh! No me he presentado. Podéis llamarme Guille.
-¿Guille? ¿Qué nombre es ese?
-Jeje, es que no es japonés.
-Es un nombre de origen germánico “wilhelm”. Se traduce como yelmo voluntarioso, su significado es "Aquel que es un protector decidido" -soltó Takashi como si fuera un libro de texto.
-Eh... Sí... -dijo el chico llamado Guille dudando en si tenía que agradecerle que le explicara lo que significaba su nombre o no.
-¿Y por qué te metes en nuestra conversación, “Guille”? -preguntó arrogante Alois.
-Bueno... es que soy el ayudante de la enfermera y la escuché decir que un chico había roto una ventana. Cuando me asomé y vi tu herida supe de inmediato que tuviste suerte de que no te cortara ninguna vena.
-¡Guau! ¿Vas a estudiar medicina? -preguntó Momo.
-No lo sé... probablemente sí. Se me da bastante bien y mi madre quiere que siga los pasos de mi padre -respondió con una voz un tanto triste.
-Aburriiiiido.... -susurró Alois lo suficientemente alto como para que el chico le oyera.
-¡Alois! -le reprendió Ciel.
-¡Oh, vamos! Estabas pensando lo mismo.
-Buenos días -dijo el recién llegado Shinichi.
-¡Shinichi! -gritó Momo al verlo, pero inmediatamente Takashi le tapó la boca.
-Buenos días Shinichi -saludé. Y pude ver perfectamente por el rabillo del ojo como Ciel apartaba la mirada cuando Shinichi se puso a mi lado. Parecía como si estuviese.... celoso. Pero eso no podía ser ¿verdad? Él ya tenía a Alois y... ¿verdad?


Fin POV de Soubi.

A pesar de que me prometí a mí mismo dejar de mirarle, no puedo evitar sentirme celoso cuando le veo con mi hermano. Son tan cercanos que me quema por dentro no poder ser yo el que esté junto a él. Y no me importa lo que piense todo el colegio sobre mi nuevo aspecto, lo único que me importa es saber qué piensa él de mi cambio. Pero ya no puedo preguntárselo, no después de cerrarle la puerta en las narices.

-Anda Guille, ¿qué haces tú aquí? -preguntó Shinichi.
-¿Lo conoces? -dijo Alois.
-Sí. Fui yo el que le presentó a Midori – Midori era la enfermera.
-Buenos días Usagiwa-sempai -saludó Guille.
-Te he dicho que me llames Shinichi -dijo cortésmente mi hermano.
-Ah, no no. A un sempai se le llama por su apellido.
-Anda, vámonos, que esto va para largo -me dijo Alois al oído tirando de mí.

Antes de llegar a la puerta eché una última mirada y cuál fue mi sorpresa al ver cómo Soubi me estaba mirando con una intensidad desconocida para mí. No supe cómo reaccionar, pues el hecho de que me estuviera mirando me hacía tremendamente feliz, pero que lo hiciera de aquella manera tan triste e impotente me dolió más que cualquier tortura. Me empecé a plantearme: ¿Hice bien en cerrarle la puerta o tenía que haberle escuchado?
Pero justo cuando iba a acercarme para disculparme, él giró la cabeza, un gesto que me devolvió a la realidad: yo era el único que sentía esto, y todo lo que hiciera él, no tenía por qué ser malinterpretado a mi conveniencia.
Dolido, me dirigí a mi clase para olvidar lo que acababa de ver.

Así que... ¿aquello era lo que se sentía siendo acosado por todas las chicas del colegio...?
Era muy desagradable. No me importaba ninguna de ellas, sólo quería ver a Soubi... a pesar de haber sido yo el que le dijo que me dejara en paz, pero ¿él querría verme a mí? Después de todo le insulté a la cara. Pero es que él jugó conmigo y con mis sentimientos, y no estaba dispuesto a dejar que lo hicieran por segunda vez. Y como no sabía qué hacer... se lo pregunté a la única persona que sería totalmente imparcial: Takashi.

-Mmmh... Takashi. ¿Puedo hablar un momento contigo? -le dije cuando Momo estaba hablando con otro chico.
-Claro. ¿De qué se trata? -preguntó con una sonrisa.
-Mhh... en... privado.
-Te sigo.
Le dirigí por los pasillos hasta el piso de abajo, a un sitio en el que seguro no seríamos interrumpidos.
-Dime.
-B-bueno, yo..... Quería saber si... Cuando te gusta alguien...
-¿Qué ha hecho Soubi? -preguntó resignado.
-¿¡Qué!? ¡No! No, él no ha hecho nada, he sido yo el que... un momento. ¿Tanto se nota?
-Hum. Él único que parece no haberse dado cuenta es Soubi.
-P-pero... yo a él no le gusto... no tendría por qué darse cuenta... -musité cabizbajo.
-Ciel -levanté la cabeza-. Las únicas personas que no os habéis dado cuenta de que os gustáis mutuamente sois vosotros dos. Y sea lo que sea que hayas hecho, estoy seguro de que estará encantado de perdonarte
-... pero le grité a la cara que se alejara de mí, que me dejara en paz. Seguro que ya no quiere ni dirigirme la palabra.
-Ciel.... Realmente eres inocente -dijo acariciándome la cabeza.
-¿...? -le miré interrogante.
-No me cabe ninguna duda de que si vas a hablar con él y le explicas que lo que le dijiste no iba en serio (y le confiesas de una vez lo que sientes por él), no tendrá ningún reparo en perdonarte.
-...¿Tú crees?
-Hazme caso -me animó con una sonrisa.
El daño ya estaba hecho. Lo peor que me podía pasar era que me dejara de hablar, y ya lo estaba haciendo, así que ¿por qué no intentarlo?
-Gracias Takashi-kun -le sonreía agradecidamente y me fui a buscar a Soubi.

“Soubi, por favor, por favor. Sigue pensando en mí hasta que llegue. Sólo no cambies en lo que tardo en llegar a ti. Espérame”
Y con estos pensamientos en mente, crucé el colegio en busca de la última oportunidad que tenía de decirle lo que sentía a Soubi, porque estaba seguro de que si no lo hacía cuanto antes, sería demasiado tarde.

2 comentarios:

  1. aiiiiiii ya estoy metido en la telenovela! ajajaja que ilusión mi nombre es muy bonito ajajajajajajaj! Aii como siempre esta genial, te haré un monumento eh! me encanta esta frase xD

    " -Ciel -levanté la cabeza-. Las únicas personas que no os habéis dado cuenta de que os gustáis mutuamente sois vosotros dos. "

    Nose porque ejejejeje!:)

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  2. JAJAJAJA
    muxas gracias!!!!!!
    como siempre, es un placer recibir tus comentarios ^^
    y no te preocupes, q tu relacion con Alois va a molar ;)

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